jueves, 12 de enero de 2012

* "Apalai"

Cada molécula de tu cuerpo la trajo tu padre. Cada detalle. La barbilla, los pelos, la mirada,
 El delfín hijo, el padre mar.
 El roble espíritu, contra las mareas, contra las tormentas de viento, temple de acero.
 Si ves la estatua agítalo!, si te pasas de loco, aquiétalo!, si ves el fondo, míralo!, detente un segundo en contemplación. Agarra esa imagen, los ojos de padre águila-halcón.
Este es el precio: el plazo, el tiempo.
 Tiempo! Te metes adentro su voz, su mirada, su aliento, le das alas, y timón y le vuelves a dar tiempo. No existe rostro compatible a tales pensamientos, no facción no forma anterior, solo símbolos que cambian de momento a momento. De ahora en más eres padre-hijo, hijo-padre, vinculo deambulante de amor absoluto en una misma carne. Solo un caminante con su secreta águila guía, en vigilia ahora, y adelantándose...

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