Volví ese día húmedo post-lluvia, a la casa, inmediatamente.
La taza de café vacía aún despedía sus electrodos aromáticos,
hacia toda la habitación...(en realidad una pista sinuosa de vapor me conducía hacia ella,
desde la mesa de luz)
Olvidé las tazas, pero la cama y sus sábanas y frazadas revueltas, aún me hablaban del reciente hecho...
Me ayudé a recordar, observando unos minutos el paisaje ante mí:
la cama, las sábanas y frazadas revueltas, las tazas en la mesita de luz, la botellita de agua sobre
el suelo-parket, la ventana: abierta
Por la ventana abierta hacia el cielo entumecido de nubes
en medio de la espasmódica bruma-niebla
(nebulización general no anunciada)
me fuí
Obsolescencia programada
de un amor platónico-temporal