Siempre la misma secuencia
como un sueño recurrente
tras bajar del colectivo inter-urbano
en el medio de la nada, 6,45 hs a.m.
me dispongo a cruzar una ruta-ruleta rusa.
Una vez del otro lado,
tomo consciencia de LA LUZ:
escasa, a la cual mis ojos se adaptan
vibrante,
pues está amaneciendo
encendiendo motores
esparciendo perimetralmente
esa luz extraña, magnética
que le arranca a todas las cosas
el principio lumínico
que subyace en cada color...
Así, en penumbra azulina
tras avanzar unos pasos
se me presenta EL: una mezcla de gallo y pavo real
enorme, de color blanco con pintas negras aleatorias,
No distingo bien su color a decir verdad, por la escasa luz,
pero asumo que es un color claro- gris claro, indefinible...
Muy hipnótico se coloca de perfil,
como una valla, coartando mi paso
volviendo la escena en algo
más onírico aun
Ese gallo-real quiere ser observado?
eso haremos: su plumaje ? majestuoso
su color?
no te podría decir, cada 15 segundos
parece otro
su postura? estoica
hasta que la abandona y se coloca
frente a una puerta
su pico pegado a ella
como pidiendo entrar sin golpear
Yo aprovecho para reanudar mi camino
pues me ha dejado libre
una mitad del sendero
pero después
(en mi mente aun el gallo demencial)
las flores gigantes
esas flores tan exageradamente gigantes,
que no pueden ser reales